Un campanario románico que domina el valle del Cisse, a 10 km al noroeste de Blois, un priorato construido en 1060 por los monjes de Marmoutier, deteriorado durante la guerra de los Cien Años y reconstruido en los siglos XV y XIX… El Parque de Orchaise podría dar la imagen de una Francia eterna.
Si no fuera porque Hubert Treuille, botanista aficionado y viajero infatigable, imaginó este parque de tres hectáreas como una oda a la diversidad de la naturaleza. Este trotamundos movido por una gran curiosidad trajo en su equipaje abedules del Himalaya, criptomerias japonesas, cornejos floridos, grandes cedros del Líbano… en total, más de dos mil doscientas variedades de plantas y de árboles de todos los continentes, que reunió en el parque del priorato de Orchaise.
Un lugar rico en especies y paisajes
En este lugar de gran riqueza botánica y paisajística, los senderos llevan al visitante del riguroso jardín a la francesa al sinuoso jardín inglés o a las plantas de climas cálidos. Aquí, en otoño resplandece el arce japonés, y no existe el gris invernal. Una variedad tardía cohabita con una temprana, un follaje púrpura con uno dorado, el jardín se renueva constantemente.
En el parque del priorato, a finales de abril se celebra la fiesta de las peonías de China o de Japón, las arbustivas que no ha tocado la mano del jardinero, las variedades cultivadas que ha contribuido a desarrollar. A finales de mayo, el parque homenajea a la rosa, y a finales del verano, festeja la floración de las hortensias. Inmutable, la escultura del rumano Christian Breazu vela sobre las ovejas que pacen en el prado, al final del parque.
La moda en el jardín
Desde el árbol de los pañuelos (Davidia involucrata) en el estanque de nenúfares hasta los rododendros y plantas raras, el visitante redescubre la belleza de la naturaleza a través de sus colores, sus perfumes, pero también de sus rarezas. El parque del priorato de Orchaise no es solo un lugar de esparcimiento, es también una propuesta hecha por un apasionado: un viaje botánico, geográfico, pero sobre todo sensorial.
Hoy el parque rejuvenece gracias a la mano experta de Élie Bensaïd, quien tiene mil proyectos en mente para deleite del creador del parque. «El arte botánico ha evolucionado, ahora la moda invade los jardines. Queremos aportar ese toque, cuidando siempre de preservar la historia del lugar».