La ciudad de Blois siempre ha sido un importante punto de paso entre el norte y el sur. Los primeros puentes de madera se construyeron para facilitar las maniobras, ya que los barcos ya no eran suficientes. Los cimientos son a menudo visibles en verano, cuando el Loira está en su nivel más bajo, cerca del puente de piedra río abajo.
Sin embargo, los caprichos del tiempo a menudo se imponen a las estructuras de madera, que se utilizan para albergar cada vez más edificios (véase el dibujo). El paso de los barcos también suele ser cómplice de violentas sacudidas, provocadas ya por la ruptura del hielo al final del invierno.
Cuando el puente fue arrasado en 1715, se pidió al incipiente departamento de Ponts et Chaussées que diseñara un puente de piedra. Fue Jacques Gabriel, de Blois, el primer ingeniero del departamento, quien se puso manos a la obra. La estructura de 283 metros se convirtió en la referencia para otras ciudades, con su perfil inclinado, sus arcos y su pirámide (también conocida como obelisco) de 14 metros en el centro del Loira. Las esculturas, visibles sólo en barco, representan el Atlántico a un lado y la fuente del Macizo Central al otro.
Su diseño fue seguido por el desarrollo de los concurridos puertos y muelles.
El puente resistió a muchos invasores. Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando pagó el precio más alto, perdiendo varios de sus arcos. Hoy en día se dice que es el puente más resistente de los modernos.