Los estanques de Sologne Volver a lo básico
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Los estanques de Sologne

Los paisajes de Sologne tienen muchas caras y brindan la oportunidad de observar la flora y la fauna en torno a 3.000 estanques.

Creados en la Edad Media por monjes benedictinos a partir de depresiones naturales, los estanques de Sologne servían para abrevar sus rebaños y desarrollar la piscicultura de agua dulce.

Gracias a estas masas de agua preservadas, Sologne alberga hoy una flora y fauna de valor incalculable: 220 especies de aves (140 de ellas nidificantes), 1.200 especies de plantas, entre las que destacan el helecho real y la drosera, una cincuentena de mamíferos (coipo, rata almizclera, zorro, tejón), una decena de reptiles y otros tantos anfibios.

La mitad de los estanques son públicos, mientras que los demás pertenecen a grandes fincas privadas o a grupos de pescadores que se reúnen en sus cabañas de madera para hacer picnics los domingos.

La forma más fácil de disfrutar de estos remansos de paz es coger la bicicleta y recorrerla Ruta 5 de los Castillos del Loira en bici, pasando por La Sistière (Cour-Cheverny/Tour-en-Sologne).

De la garza a la conejera

En el observatorio del Etang de Beaumont, situado en los municipios de Neung-sur-Beuvron y Montrieux-en-Sologne, basta con sentarse con unos prismáticos para contemplar el vuelo de garzas reales, somormujos lavancos, charranes patinegros y martines pescadores.

El municipio de Saint-Viâtre, situado en la ruta 17 de la ruta ciclista de Sologne, cuenta con nada menos que 135 estanques, un valioso patrimonio que la Maison des Étangs le invita a descubrir.

Los senderos comunales que conducen a los estanques son también una oportunidad para contemplar de cerca la asombrosa riqueza de la flora de la Sologne: orquídeas púrpuras y rojas, flores de algodón, brezales de retama o alfombrados de brezo púrpura, donde se esconden zorros y conejos salvajes, y donde podría verlos retozando al amanecer o al atardecer…

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