Suèvres

SUÈVRES, UN PUEBLO CON UN PASADO PRESTIGIOSO

Suèvres es un municipio rural de 1.650 habitantes, cercano a Blois y al Loira, que ocupa una superficie de 3.665 hectáreas repartidas entre aldeas y caseríos. Tranquila y llena de encanto, esta pequeña ciudad posee un rico pasado que se refleja en sus edificios rurales y religiosos, de los que aún hoy es testigo importante.
Antiguamente conocida como Sodobrium, los romanos dejaron aquí numerosas huellas, entre ellas unas termas galo-romanas en un antiguo viñedo. De la época medieval datan tres iglesias: Saint-Christophe, con su fachada occidental merovingia, la más antigua del departamento, Saint-Lubin, de puro estilo románico, y Saint-Martin, de la que quedan algunos vestigios.
De esta época datan también antiguas fortificaciones, casas y palomares.
Seis castillos de los siglos XVI, XVII y XVIII atestiguan el interés de la nobleza y la burguesía por esta zona, cercana a la corte real de Blois durante el Renacimiento.
La presencia de pequeños ríos cristalinos propició la construcción de dieciocho molinos de agua, quince de los cuales aún pueden verse hoy en día. Uno de ellos, el Moulin de Rochechouard, situado en el centro del pueblo, se ha convertido en un lugar de visitas y exposiciones abierto al público en los meses de verano.
También hay que mencionar las épicas batallas entre Rojos y Blancos que marcaron el pueblo a finales del siglo XIX, cuyas huellas pueden verse en la plaza del pueblo, conocida como Place de la mairie o Place de l'église, según a quién se pregunte. Varios lavaderos construidos en la misma época completan el atractivo del pueblo.
Se trata de una región con una larga tradición vitivinícola, que durante muchos siglos se centró en la producción a gran escala. Las huellas de esta actividad dominante siguen siendo claramente visibles, con varios recintos amurallados, imponentes bodegas, antiguos lagares y una decena de cabañas vitícolas.
Suèvres experimentó una transformación radical del paisaje agrícola y de la sociedad en la segunda mitad del siglo XX. Las pequeñas parcelas de viñas cultivadas a mano por los viticultores dieron paso a grandes extensiones de tierras reparceladas: una agricultura intensiva y mecanizada centrada en los cereales, las oleaginosas, los semilleros y los espárragos verdes. Los artesanos y comerciantes se reparten por toda la ciudad, algunos en una pequeña zona artesanal, ofreciendo sus servicios a toda la población.
Las familias mayores, tanto obreras como de clase media, siguen estando presentes, acogiendo a los nuevos residentes con sus variadas actividades al aire libre. Como resultado, la población del pueblo está creciendo rápidamente. Está animada por numerosas asociaciones dinámicas.
Suèvres ha entrado en el siglo XXI con la determinación de mantenerse al día, preservando al mismo tiempo el notable patrimonio que le confiere tanto encanto.

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