Las paredes del Castillo de Fougères-sur-Bièvre están hechas de escombros de piedra caliza dura de Beauce, mientras que una piedra más blanda y blanca, la toba de las orillas del Cher, se utiliza para las piezas moldeadas o talladas.
Un poco de historia...
En 1030, el señorío de Fougères pertenecía a un vasallo del conde de Blois. Durante la Guerra de los Cien Años, el castillo cayó en manos de los ingleses que lo abandonaron en 1429 en ruinas.
En 1470, Pierre de Refuge, consejero del príncipe Carlos de Orleans y tesorero del rey Luis XI, convirtió el castillo en una pequeña fortaleza. Hacia 1510/1520, Jean de Villebresme, nieto de Pierre de Refuge, modificó el castillo añadiendo decoraciones de estilo renacentista y una galería cubierta.
En 1789, el castillo fue adquirido por René Lambot, propietario del castillo vecino de Boissay, que instaló allí una hilandería entre 1812 y 1901. Clasificado como Monumento Histórico en 1912, el edificio pasó a ser propiedad del Estado en 1932.
El castillo de Fougères ofrece la imagen de un pequeño castillo fortificado de finales de la Edad Media, que se distingue de los grandes castillos del Loira por la ausencia de toda ostentación, a pesar de los adornos realizados durante el Renacimiento.